domingo, 28 de octubre de 2018

VIVIAN MAIER

                                      


La historia de Vivian Maier parece sacada de una novela. esta mujer, una refugiada  judía nacida en Francia el 1 de febrero de 1926, emigró a los Estados Unidos en la década de los cincuenta. llevaba una vida sencilla y discreta, se ganaba la vida como niñera, pero su verdadera pasión era la fotografía. Maier guardaba con recelo más de 120.000 negativos y 2.000 caracteres sin revelar que jamás enseñó a nadie. Estos fueron subastados por el impago de un trastero junto a muebles viejos y otros objetos. John Malos, un joven contable aficionado a la fotografía, decidió comprar estos negativos y cuando comenzó a positivarlos se encontró con un verdadero tesoro. Maier había ido retratando Nueva York y Chicago durante los años 40. La fotógrafa salía a la calle con su cámara Refleiflex y captaba la realidad con una cuidada composición y cercanía. Sus fotos en blanco y negro, de gran elegancia, dibujaban una cotidianidad que se convierte en arte. Además de retratar a los niños, las mujeres, los indigentes, los ancianos y a todas aquellas personas anónimas que no suelen protagonizar las portadas de revistas, Maier también se representa a sí misma, utilizando los elementos callejeros para crear modernos autorretratos.



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Lo curioso de esta fotógrafa es que a pesar de haber hecho tantas fotos en vida nunca las sacó a la luz. Si que tuvo una vez la intención de hacerlo, incluso le escribió una carta a un viejo amigo que se dedicaba a ello pero nunca llego a mandarla viviendo así del sueldo de niñera mientras podía haber sido una premiada fotógrafa. No sabemos exactamente el motivo de porque no publicar estas fotos pero yo creo que podría ser por dos razones. Primero, tal vez pensaba que la gente no comprendería sus fotografías, pues no eran precisamente corrientes. A veces fotografiaba animales muertos o el contenido de una papelera. Segundo, igual no valoraba tanto su trabajo y no lo consideraba digno de ser expuesto, aunque esto último es bastante descartable pues de algún modo u otro tenía una mera idea de su talento por la carta que escribió con la intención de imprimir las fotografías. 

Una vez un señor le preguntó porque no le decía su verdadero nombre a lo que Vivian contestó: "Soy una especie de espía." Bien, con esto la señorita Maier se refería a que lo observaba practicamente todo y eso se podía ver reflejado en sus fotos ya que son fotos que a no ser que seas una persona observadora no puedes hacer, se fijaba en las cosas más humanas y reales que le rodeaban y estas no tenían porque ser estéticas o bonitas. 

John Maloof se ha preguntado muchas veces si estaba haciendo lo correcto enseñando las fotos de Vivian al mundo. Yo particularmente me alegro mucho que lo hiciera porque haber visto sus fotos ha hecho que en mi día a día sea mucho más observadora. Ahora, no estoy segura de que a Vivian le emocionase mucho la idea, si no mandó esa carta y nunca contactó con una galería fue porque quería que sus fotografías fueran suyas y ya. 

No sabemos sobre su vida tanto como nos gustaría para poder contestar a todas las preguntas que nos hacemos. Hablando de si fue feliz o no, creo que lo fue a ratos. Me explico, había muchos indicios por su comportamiento que había sufrido algún tipo de abuso o maltrato en su juventud, eso te cambia quieras o no. Lo que estaba claro es que disfrutaba haciendo fotos. Creo que Vivian fue feliz a ratos.







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